En cualquier otra circunstancia, el informe de la policía de Durham sobre la escapada de Dominic Cummings al campo durante el confinamiento podría haber sido un alivio. Concluye que “pudo tratarse” de una falta menor, que no hubiera acarreado sanción, y cierra el caso. Pero la sugerencia de que el asesor estrella de Boris Johnson sí se saltó la ley, en contra de lo que ha defendido estos días Downing Street, añade fuego a un escándalo que no termina de desinflarse.

“Si un agente hubiera detenido al Sr. Cummings en su viaje de ida o vuelta a Barnard Castle, habría hablado con él, y después de determinar los hechos, le habría sugerido que regresara a su domicilio en Durham tras explicarle los peligros de viajar durante la crisis de la pandemia. Si la sugerencia fuera seguida, no se habría emprendido acción legal alguna contra el Sr. Cummings”, dice el texto hecho público por la policía. Bajo un tono comedido y un puñado de condicionales, las autoridades de Durham dejan claro, para quien quiera entenderlo, que el polémico ideólogo del Brexit estaba infringiendo las recomendaciones que él mismo había contribuido a imponer al resto de los ciudadanos.