Esta supuesta invitación del cardenal Omella de la que nadie da fe, se enmarca en una renuncia que parece más una destitución. A sus 62 años, todavía le quedaban años como obispo. Todos los medios de comunicación latinoamericanos le encuadran en el episcopado contrario al papa Francisco y hombre polémico por sus declaraciones públicas.

Desde el arzobispado de Barcelona no quieren entrar en polémicas y aseguraron a Catalunya Religió que a fecha de hoy esta petición no les consta. El obispo Masalles hizo pública esta versión cuando la Santa Sede anunció el fin de su mandato. Es poco creíble que un obispo renuncie a su diócesis para ir a ayudar en otro obispado. Tampoco hay ningún nombramiento del Vaticano que le lleve a Barcelona. Parece que ni está, ni se le espera.